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jueves, 24 de marzo de 2011

 DÍA DE LA ENSEÑANZA

Dedicado a todos los maestros y profesores a los que el Gobierno de Castilla La Mancha dejará sin la retribución que sí cobrarían si ejercieran en otros lugares de España, excepto Madrid.



Me animan algunos compañeros a escribir algunas palabras por el llamado Día de la Enseñanza. Les digo que no hay motivos para escribir sobre esta efemérides, insípida y algo vacía, que en realidad sólo sirve para que algunos políticos suelten el rollo ante un auditorio que poco o nada sabe sobre el mundo de la enseñanza. Antes los docentes celebrábamos el día del patrón -San José de Calasanz, los maestros; Santo Tomás de Aquino, los profesores de Bachillerato; y San Juan Bosco, los de Formación Profesional-, hasta que alguien dijo que eran fiestas gremiales, antiguas, y decidieron quitarlas, poniendo en su lugar esa fiesta anodina llamada el Día de la Enseñanza.

Aunque las fechas de las celebraciones docentes tenían cierta relación con el santoral católico, el contenido de las actividades se fue secularizando sin generar ningún trauma y a lo largo de los años ochenta del pasado siglo se habían laicizado con toda normalidad. Se celebraban diferentes actos en los que participaban profesores, alumnos, personal no docente, e, incluso, solían asistir algunos padres. Había representaciones teatrales, en las que actuaban los mismos profesores y alumnos; competiciones deportivas, tómbolas con objeto de recaudar fondos para los viajes de estudio; también, con motivo de la celebración, se tomaba un aperitivo, al que acudían compañeros de otros centros. Pero desde hace algunos años, la celebración del Día de la Enseñanza transcurre de espaldas a los verdaderos protagonistas de la Escuela: profesores y alumnos. Son los políticos los que ocupan los medios de comunicación, los que sueltan discursos sobre una realidad que distorsionan según sus propios intereses.

Es curioso que en un país en el que un gran número de políticos procede del campo docente, dando la impresión de que se marcharon de las aulas con la intención de volver lo más tarde posible, asistamos a la conversión del llamado Día de la Enseñanza en una celebración llena de retórica, en la que alumnos y profesores desaparecen del escenario. En su lugar vemos políticos, sindicalistas, representantes de asociaciones varias y se escuchan discursos, llenos de retórica, en los que no se hace mención al fracaso escolar, a la burocratización de los centros, al absentismo académico, al deterioro de la enseñanza pública, a la provisionalidad de las leyes educativas… Hablarán de los ordenadores repartidos sin ton ni son, pero no dirán en sus discursos que la Consejería de Educación no ha convocado oposiciones para este año, ni que todos los profesores de Castilla La Mancha, a diferencia de los de Andalucía, Aragón, Canarias, Cataluña, Extremadura, Navarra, Valencia y otras regiones españolas, no recibirán la retribución compensatoria por jubilarse, según establece la Ley de Educación, tras más de treinta años de trabajo, de entrega a una profesión en la que, sin duda, han entregado mucho más de lo que han recibido a cambio: en Castilla La Mancha, el gobierno regional, presidido por don José María Barreda, les ha retirado la retribución que han venido percibiendo todos los que se jubilaron en años anteriores. Este curso, los mismos que sueltan sus discursos sobre la importancia de la educación, sobre la labor de los profesores, han decidido retirar esas retribuciones a los maestros y profesores de nuestra Comunidad. Así les agradecen la entrega a una profesión cada vez con menos reconocimiento, cada vez peor considerada, cada vez más difícil de ejercer. Y todavía tienen la desfachatez, algunos de esos políticos, de pedir a los profesores agraviados que hagan un ejercicio de “racionalidad, de coherencia y de austeridad”. ¡Qué osadía!

Visto y oído lo que se ve y se oye, me pregunto: ¿Qué vamos a celebrar los docentes castellano-manchegos el Día de la Enseñanza? Lo mejor que podemos hacer es olvidar las declaraciones de quienes están al frente de la Consejería, de los oportunistas que dejaron las aulas como aquellos desertores del arado, que se decía hace años de los que abandonaban el campo para medrar en otros lugares, y, cuando volvamos a clase el próximo día, seguir trabajando con nuestros alumnos, como si nuestros gobernantes nos hubieran reconocido los muchos años de entrega, de sacrificio en el desarrollo de una profesión en la que siempre se da más de lo que se recibe. Así daremos satisfacción a nuestro Vice- Consejero cuando dice –según la prensa- que a pesar de que el profesorado de la Región no perciba la retribución “su responsabilidad le llevará a seguir trabajando con dedicación, profesionalidad y ganas”. Insisto, es conveniente que olvidemos a esos portavoces del gobierno regional que dicen que “los profesores o maestros que quieran jubilarse lo hacen por otros motivos que los económicos” y, además, que no tiene importancia que se suprima la retribución porque ésta “afecta a muy pocas personas si las comparamos con el número total de docentes”. Eso somos para el Gobierno Regional: una cifra insignificante. Quizás si fuéramos más, más votos, seríamos más importantes.





lunes, 21 de marzo de 2011

La Saeta de Serrat

La Saeta del Cristo de los Gitanos

Sigue la huella de Machado, Sueña Soria

sábado, 12 de marzo de 2011

Unamuno (Breve biografía)

Niebla, de Miguel de Unamuno | 1975