contador de visitas

martes, 20 de septiembre de 2011

IN MEMORIAM


A Marisol Almeda Chacón




Pensaba escribir hoy de otras cuestiones, pero las circunstancias me llevan a cambiar de tema y he de adentrarme en otro asunto del que me duele tratar, pero la amistad, el agradecimiento y la necesidad me obligan a plasmar unas palabras, quizás torpes pero doloridas, por la muerte de una amiga, de una docente que dedicó más de treinta y cinco años de su vida a la enseñanza en institutos de Puertollano y de Ciudad Real. Fue profesora de Geografía e Historia en el Dámaso Alonso de Puertollano, en el Juan de Ávila y en el Atenea de Ciudad Real; le dio clase a mis hijos, a los de mis amigos y vecinos; todos ellos la quisieron por su dulzura y su forma de ejercer una profesión por la que sintió una verdadera pasión. Su figura frágil nunca despertó en sus alumnos falta de respeto, más bien todo lo contrario; la llamaban doña Marisol, a veces Marisol a secas y se notaba que la apreciaban al hablar de ella. Cordobesa de nacimiento, estudió en Granada y durante años vivió en Madrid hasta que llegó a Puertollano para impartir docencia; allí conoció a quien ha sido su marido y padre de sus hijos; luego pidió el traslado a Ciudad Real y aquí ha pasado los últimos años de su vida hasta que un cáncer se la ha llevado no sin antes arrebatarle aquella voz que sonaba en las aulas con ese acento de su Andalucía natal al explicar sus lecciones sobre Historia del Arte, su asignatura preferida, por la que a tantos alumnos llevó hasta las salas del Museo del Prado para explicarles in situ las grandes obras de nuestra pintura, sin tener nunca en cuenta las incomodidades de los viajes ni la responsabilidad asumida al llevar a tanto adolescente a una ciudad como Madrid; lo hacía por amor al Arte y por la enseñanza pública a la que dedicó tantos años de su vida, de una vida que seguirá germinando y dando frutos en la de tantos alumnos que nunca la olvidarán.

20 Septiembre de 2011

martes, 13 de septiembre de 2011

LECTURAS DE VERANO

Una aproximación a lo próximo



Después de un breve pero intenso viaje por algunas ciudades rusas que me ha permitido conocer algunos aspectos de aquel país imaginario de mi adolescencia en la que no percibía más que contradictorias imágenes recibidas a través de la virulenta propaganda franquista, de las apasionadas palabras de los viejos comunistas españoles que habían sustituido un paraíso por otro, o de las sesiones cinematográficas en blanco y negro del cine de los años de la guerra fría en el que los rusos siempre desempeñaban el papel del malo de la película, he vuelto a mi tranquilo rincón manchego dispuesto a pasar los meses estivales entre los paisajes áridos y secos de esta tierra, que no pierde su encanto y su luz a pesar de las malas noticias económicas, de los sobresaltos que nos dan los actuales dirigentes políticos y los que están por llegar (si el buen juicio no lo remedia).

He tenido la suerte de poder pasar las calurosas jornadas bajo la sombra de un frondoso laurel que crece junto a la fuente con reminiscencias andalusíes, acompañado de un botijo de agua fresca y enfrascado en la lectura de algunos libros que me han permitido viajar también pero ahora por lugares a veces físicos, sentimentales a veces, más cercanos que las ciudades del este de Europa. Con estas lecturas me he reencontrado con personas próximas, con un pasado de ayer mismo, con textos que cuanto más pretenden alejarse de la realidad más se adentran en ella.

El primero de estos libros se titula Cuentos Nocturnos y es de un “escritor de aquí”, Emilio Morote Esquivel, tal como se anuncia en un puesto callejero, compartiendo la calle con otras personas que buscan en la vía pública (espero que no la privaticen los liberales de la Aguirre) cómo conseguir honradamente unas monedas para sobrevivir a pesar de la crisis; algunos de ellos llaman la atención escribiendo con faltas de ortografía textos cuyos mensajes son inquietantes y desoladores, capaces de generarnos una mala conciencia si no fuera porque pasamos sin mirar dos veces en la misma dirección. En medio de este paisaje urbano tras el que subyace el esperpento de una ciudad que esconde su verdadero rostro bajo la máscara de la cotidianidad provinciana me llama la atención un cartel donde puede leerse “ESCRITOR DE AQUÍ”. Me acerco por curiosidad al puesto formado con una caja de cartón sobre la que pueden verse algunos libros de los que es el autor la persona que los vende. Luego de cambiar algunas impresiones con él, me decido por uno de ellos, se titula Cuentos Nocturnos y contiene unas catorce historias cuyo común denominador es una ruptura con la realidad a la que estamos acostumbrados “y que a veces se puede precipitar en un mundo un tanto extraño”. Después de haber leído todas sus historias, de amena lectura, en las que he disfrutado con sus personajes, sus imprevistos desenlaces y asuntos aparentemente fantásticos, tengo la sensación de no haber salido de la realidad textual al percibir la realidad objetiva con la que la realidad literaria está unida por medio de un cordón umbilical, aunque la lectura puede habernos engañado al generar una sensación de fantasía, al producir en el lector la ingenua imagen de poder evadirse. Por ello vale la pena su lectura.

La segunda obra leída es de Casimiro Sánchez Calderón, se trata de su cuarta novela en poco más de cuatro años y como en las anteriores hay en ella un nítido trasfondo biográfico, claramente perceptible para quienes conocen al autor. Para quienes estén interesados en su lectura, se titula Los héroes ignorados; es una novela en la que he encontrado algunos personajes construidos con consistencia, junto a la mención de muchos nombres cuya referencia son personas conocidas para cualquier lector que conozca la época y la ciudad en la que se ubica la historia. El personaje central nace en 1950 y lo hace en Puertollano, ciudad de la que el autor fue alcalde desde 1995 hasta 2003; esta circunstancia aflora claramente en el texto de modo que a veces parece una reivindicación del narrador, fácilmente identificable con el autor. Todo ello no quita interés a la lectura de la obra, interesante para conocer mejor el perfil de una ciudad que tiene conciencia. La novela puede colocarse en lo que Unamuno llamó intrahistoria, aunque el autor no vence la tentación de escribir los nombres de algunos personajes a los que llama los héroes ignorados, muchos de ellos conocidos solo en el ámbito de la política clandestina local de los años sesenta y setenta, algunos aparecen en la actividad política cuando el dictador ha muerto o en los años previos a su fallecimiento. El autor pretende reivindicar el recuerdo de los verdaderos héroes de la historia local y, aunque muchos de ellos son ignorados en la historia ficticia de igual modo que se ignoran en la realidad, la lectura de la novela genera en la conciencia del lector una serie de nombres que apuntan en el ámbito de su memoria personal a personas conocidas a lo largo de su propia experiencia vital y de este modo se recupera el recuerdo de otros muchos héroes ignorados a los que se rinde homenaje sacándolos del olvido. De los mencionados en la novela conocí personalmente a muchos: Juan Estévez, Agustín Fernández, Eduardo de la Orden, conocido popularmente como El tío de la pipa, y otros muchos) y, entre los que me ha evocado la lectura, los que no se mencionan en la obra pero que forman parte de la intrahistoria de la ciudad y también pueden ser llamados héroes ignorados, dentro y fuera del ámbito de la militancia política: Pepe Juárez, Julián Serrano…

La tercera obra que me apunta a lo próximo, una novela de éxito, El tiempo entre costuras, escrita por María Dueñas Vinuesa, una autora nacida en Puertollano, aunque vive, como tantos puertollanenses, en la diáspora. Su temática está relacionada con la guerra civil y la posguerra, aunque tratado todo de una manera indirecta. Su relación con lo próximo tiene que ver por la sensación que se tiene al leer libros de personas conocidas, con las que has compartido una calle, un instituto, un paisaje común y eso también cuenta a la hora de acercarte a la literatura, enriqueciendo la lectura con referencias no literarias pero que amplían tu experiencia de lector al transmitirte la sensación de que bajo la escritura y la lectura subyacen experiencias comunes y eso te liga más al acto creativo que también es la lectura.

Y, por último, mencionar solo la obra escrita por dos autores locales: Julián López García y Luis F. Pizarro Ruiz. Se trata de una historia y memoria del socialismo en Puertollano, de la que en un próximo artículo me ocuparé con más amplitud.

Septiembre, de 2011





sábado, 3 de septiembre de 2011

España Oculta Cristina García Rodero