INOCENTES
A Mamayiyi
Tenía el cutis más hermoso que he conocido.
Ya había cumplido los ochenta años y todavía su piel mantenía la suavidad de un
pétalo de rosa. Otra de las cosas que recuerdo de ella era su buen humor y que
fuera la que nos recordaba todos los 28 de Diciembre que era el Día de los
Santos Inocentes. Solía ponerse un letrero,
que sujetaba con un imperdible en su blusa a la altura del pecho. Se acercaba a
la primera persona que se encontraba y solía pedirle un billete o cualquier
cosa de poco valor, una vez que ya lo tenía en su poder le decía aquello de
“los santos inocentes te lo pagarán”. Recuerdo la cara cándida que se le
quedaba a quien le daba la inocentada, sobre todo cuando se percibía del
letrero que ella llevaba bien visible y en el que podía leerse: ¡Ojo! Hoy es el
día de los inocentes. Cuidado con las inocentadas.
Esto lo repitió un año tras otro, hasta que
el alzhéimer le robara la memoria, y para nosotros, los niños de la casa, sus
bromas suponían la celebración de un día de fiesta que todavía en aquellos años
no relacionábamos con el relato que más tarde leímos en el Evangelio de San
Mateo:
Cuando nació Jesús, llegaron del oriente unos
sabios preguntando por el rey de los judíos. Al enterarse Herodes los llamó y
les pidió que regresaran para decirle donde se encontraba Jesús. Pero avisados
para que no volvieran a Herodes, regresaron a su tierra por otro
camino. Después de que partieron los sabios de Oriente, un ángel del Señor
apareció en sueños a José y le dijo: Levántate, toma al niño y a su madre, y
huye a Egipto. Permanece allí hasta que yo te lo diga, porque acontecerá que
Herodes buscará al niño para matarlo. Entonces, cuando Herodes se vio burlado
por los sabios, se enojó mucho y mandó matar a todos los niños menores de dos
años que había en Belén y en todos sus alrededores, conforme al tiempo indicado
por los sabios. Una vez muerto Herodes, la familia de Jesús regresó a Israel y
se estableció en Nazaret, para que se cumpliera lo dicho por los profetas.
Aquella matanza, cuyo carácter histórico está
en entredicho, tiene un significado simbólico hoy en día cuando se sigue
conmemorando la muerte de aquellos niños que murieron a causa del temor de
Herodes a ser destronado por Jesús.
Luego nos dijeron que este episodio es una
invención que no se corresponde con la historia, pues Herodes nunca ordenó la
matanza que describe el autor de esta versión del evangelio. Sin embargo, la
leyenda de Herodes sigue transmitiéndose de generación en generación y su
figura se recuerda como la del rey que
mandó matar a todos los inocentes de Belén y de sus alrededores.
Todavía hoy siguen existiendo inocentes, sin
necesidad de echarle la culpa de ello a Herodes. Cientos de niños sufren
persecución a causa de los recortes impuestos a la escuela, a los hospitales,
al desempleo de sus padres, a la desprotección social, a la falta de ayuda a
los centros de acogida; a la ocupación israelí en territorios palestinos; a los
enfrentamientos armados en las ciudades
sirias; a la miseria existente en barrios proletarios y marginales de muchas
ciudades de Europa, América, Asia, África y Oceanía. Todos ellos son los
inocentes de esta segunda década del siglo XXI, perseguidos y muertos por las
espadas del hambre, de la guerra, del desempleo, del analfabetismo, de la falta
de presupuestos para pagar sus medicinas…Todos ellos son inocentes, víctimas de
la ambición de los poderosos, como aquellos niños que murieron por el temor de
un rey a ser desplazado del poder por un desconocido que, según dicen, vino al
mundo en un pesebre.