contador de visitas

domingo, 8 de diciembre de 2019

LECTURAS DE OTOÑO






LECTURAS DE OTOÑO

                Cualquier estación del año es buena para  leer pero el otoño es por la suavidad de sus tardes la estación que más me  invita a una lectura tranquila junto a la ventana desde la que contemplo el viejo olivo que preside con aires melancólicos el patio de inspiración mudéjar de mi casa.
1. La primera obra que leí a principios de otoño es A FINALES DE ENERO, La historia de amor más trágica de la Transición, escrita por  Javier Padilla y  editada por Tusquets.  “A finales de enero” describe la peripecia de tres militantes antifranquistas: Enrique Ruano, un joven estudiante de Derecho muerto en enero de 1969 durante un interrogatorio policial, y Dolores González y Francisco Javier Sauquillo, abogados laboralistas y ambos víctimas de la matanza de Atocha de enero de 1977, en la que ella resultó gravemente herida  y él murió a causa de los disparos recibidos, mientras la protegía con su cuerpo. La emocionante historia de amor en la que se vieron envueltos –Dolores fue novia de Enrique y después, esposa de Javier- se entrelaza con los estertores de un régimen que castigó sin piedad a quienes, como ellos, buscaban la playa bajo los adoquines, y nos recuerda los frágiles inicios de la Transición a la democracia.” La lectura de este libro me ha retrotraído a una época que muchos parecen haber olvidado y otros la han idealizado de tal manera que los que la vivimos tenemos la sensación de que aquellos dramáticos hechos ocurrieron en otro país. 
2.  Podría decirse que hay libros que te llegan por una casualidad causada. Éste sería el caso de la novela Agua por todas partes, del escritor cubano Leonardo Padura, editada también por Tusquets.  El título hace referencia a la condición geográfica de Cuba: una porción de tierra rodeada de agua por todas partes. Pero también es un referente a  un verso de Virgilio Piñera, un disidente cubano: "La maldita circunstancia del agua por todas partes/ me obliga a sentarme en la mesa del café. / Si no pensara que el agua me rodea como un cáncer/ hubiera podido dormir a pierna suelta". Padura no solo es cubano sino que es un cubano que, a pesar de tener también la nacionalidad española, se  siente un escritor cubano que escribe sobre Cuba y los cubanos. Desde el barrio de Mantilla donde él vive desde su nacimiento el escritor adentra al lector en un paseo por la Habana descubriendo el Malecón, los barrios del Paseo del Prado, los parques del barrio de La Víbora, las calles umbrías de la Habana colonial; así como los rasgos de la identidad, la espiritualidad y la cultura cubana. Todo ello sin escamotear las alusiones a la realidad social de la Cuba donde “un chofer de taxi gana diez, veinte, treinta veces más que un médico especialista y por eso hay médicos que prefieren ser taxistas”. Y al final de su relato tomamos conciencia de que la vida como tal es una derrota y que lo único que nos queda ante esta irremediable derrota que llamamos vida es intentar comprenderla. Esto es lo que a juicio del escritor cubano es la razón de ser del arte de la novela.
3.  La tercera lectura es En la raya del infinito. Quercus, una novela de Rafael Cabanillas Saldaña, un autor castellano manchego. Publicada en la editorial Cuarto Centenario tiene casi 345 páginas cuya lectura me ha permitido adentrarme en un mundo que no conocía salvo por algunas referencias. Me sorprenden los primeros párrafos por su tono poético hasta adentrarme en el segundo capítulo donde ya encuentro esa intensidad dramática que va a ser casi constante en el relato que se inicia con la descripción de la matanza de Badajoz protagonizada por los golpistas en julio de 1936 y la muerte a manos de un grupo de fascistas de la familia de Abel, el protagonista principal de la novela. Después de estos hechos que desencadenan la historia, la lectura nos introduce en las costumbres, formas de vida, de supervivencia, relaciones humanas en una amplia  zona de los Montes de Toledo tal como apuntan algunos ejemplos de  su toponimia - Valdelobillos en la zona de Retuerta o Valmojado al norte de  la provincia de Toledo etc-  durante las primeras décadas de la Dictadura franquista. La riqueza léxica refleja la presencia de la fauna y flora de un mundo rural donde aparecen unos personajes bien caracterizados cuyos comportamientos responden a los valores de una sociedad de posguerra donde la pobreza que sufre la mayoría  y el abuso de los que ostentan el poder no fue suficiente para impedir que entre tanta miseria la gente sencilla encontrara cómo sobrevivir. En definitiva, una novela bien escrita, con influencias asumidas de la novela tremendista de los cuarenta o de Los santos inocentes de Miguel Delibes, que vale la pena leer no sólo en otoño sino en estos días del invierno que está a punto de llegar.
4.  Tus pasos en la escalera, de Antonio Muñoz Molina, editada en Seix Barral. No es la mejor de las novelas de Antonio Muñoz Molina pero su lectura me ha permitido vivir la ensoñación de una nueva visita a Lisboa y ello me basta para justificar los momentos que he dedicado a su lectura.  Con una prosa ágil nos introduce  en la atmósfera del relato consiguiendo crear la ilusión óptica de vernos caminando por las calles del barrio de Lisboa donde el protagonista ha alquilado el piso que está preparando mientras espera la llegada de su mujer, llegada que parece tener lugar al final del relato aunque el lector no está en condiciones de confirmar si tiene o no tiene lugar esa llegada por lo que el suspense se mantiene después de haber leído la última palabra.
5. Y he cerrado mis lecturas de otoño con Agonía del cristianismo, una obra clásica de uno de los grandes del modernismo español: don Miguel de Unamuno. Al ver la película de Amenábar, Mientras dure la guerra, que desde mi punto de vista es una justa reivindicación de la figura intelectual de don Miguel de Unamuno que tan importante es dentro de la cultura española, me dieron ganas de releer alguna de sus obras y opté por Agonía del cristianismo. Ahora le he sacado más provecho que en la primera lectura que hice cuando apenas tenía diecisiete años. Ha valido la pena refrescar la lectura, recuperar fragmentos para reflexionar sobre la actualidad. Para finalizar me quedo con un párrafo que sirve para la reflexión: “Y vino la agonía dogmática, la lucha contra las herejías, la lucha de las ideas contra los pensamientos.” En definitiva, la lucha del dogma contra la libertad. Ahí lo dejo.