COSAS DE PUERTOLLANO
HISTORIA DE UN HOMENAJE A BLAS DE OTERO EN PUERTOLLANO
HISTORIA DE UN HOMENAJE A BLAS DE OTERO EN PUERTOLLANO
Aquel año de 1979 fue un año especial.
Las primeras elecciones municipales democráticas tuvieron lugar en abril. En
junio se celebró el XXVIII Congreso del PSOE, aquel congreso en el que Felipe
González dijo que había que ser socialistas antes que marxistas, para llegar a
ese momento en el que ya se dice que hay que ser otras “cosas” antes que
socialistas. Esa misma semana fallecía en Madrid Blas de Otero. Apenas tres
años antes, lo había visto en el homenaje a Federico García Lorca que tuvo lugar
en Fuente Vaqueros (Granada) el 5 de junio de 1976. Blas de Otero había sido
uno de los referentes para mi generación. Al morir se pensó hacerle un homenaje
en el Centro Cultural de la Villa de Madrid, pero fue tal la cantidad de personas
que asistimos que se desbordaron las previsiones y los organizadores tuvieron
que posponer el acto. Una semana después se celebró por fin el homenaje en la Plaza
de Toros de las Ventas. Fue tal la impresión que me causó aquel acto que de
regreso a Puertollano comenté a unos amigos la idea de organizar un homenaje en
nuestra ciudad al poeta de la inmensa mayoría. Entre aquellos amigos se
encontraba Pepe Juárez, uno de los tres magníficos profesionales que atendían la
barra en el Bar Benedicto a finales
de los años setenta y cuyos nombres apunto como merecido recuerdo: Pepe,
Basilio y el señor Pintor (el más veterano de los tres). Pepe Juárez recibió la
idea con entusiasmo y fue quien se encargó de ponerme en contacto con un grupo
de personas entre las que recuerdo los nombres de Pablo Céspedes y Enrique
López Buil. Pronto se unieron Paco Manzano, Alfonso Castro, Luis Fernando
Ramírez y otros a los que me gustaría citar si el paso del tiempo no me hubiera
hurtado el recuerdo de sus nombres.
Nos pusimos manos a la obra, consiguiendo que
la entonces concejala de Juventud nos apoyara desde el primer momento. El grupo
fue creciendo y en unos días estaba en marcha la organización del homenaje. Me
encargaron un escrito para la prensa provincial, que entonces se reducía al Diario
Lanza, y el martes 28 de agosto se publicó una nota de prensa informando de la intención
del homenaje, de su contenido y de sus promotores. Como muchos de los que
promovíamos el acto éramos entonces estudiantes o titulados sin trabajo,
escribí que el acto estaba promovido “por un grupo de trabajadores y de
“intelectuales” (atención a las comillas)”. No faltó, como siempre ocurre, quien
quiso sacarle punta a las comillas. ¿Qué hubieran dicho si hubiera aparecido lo
que alguien escribió algunos años después, calificando a los que ofrecimos
aquel homenaje como “esa gauche divine puertollanera del mundo de la Cultura…”
A
los participantes locales quisimos unir algunos nombres de ámbito nacional.
Pepe Juárez se prestó a ponerse en contacto con Carlos Álvarez Cruz, poeta de
prestigio internacional, al que había conocido durante su permanencia en
Carabanchel. Carlos Álvarez, respondió generosamente a la solicitud de Pepe
Juárez y nos confirmó su participación. También se pensó en la del cantautor Adolfo
Celdrán y su grupo de músicos. Para ello contamos con el apoyo de Herminia
Vicente, la joven edil, responsable de la Concejalía de Juventud de la
Corporación Municipal formada tras las primeras elecciones democráticas, sin
cuya colaboración no hubiera sido posible llevar adelante la realización del
acto, tal como tuvo lugar la noche del jueves, 30 de agosto de 1979, con la
asistencia de las personas que llenaron hasta la bandera el Gimnasio Municipal.
El homenaje consistió en la
recitación de textos por parte de algunos poetas locales, entre los que se encontraba
Enrique López Buil, y la escenificación de algunos textos de Blas de Otero. Este apartado
teatral del homenaje “llevó el sello inconfundible y transgresor de Pablo
Céspedes” tal como recuerda Alfonso Castro, otro de los participantes.
Alfonso -Castro (en el centro),
con Pepe Raja y Víctor Gutiérrez
Fue relevante la actuación
del guitarrista Paco Manzano, que para entonces había ya obtenido el Premio
Festival de Jerez (1975) y años más tarde consiguió el 1º Premio “Bordón
Minero” Festival Internacional Cante de las Minas de la Unión. Todo un lujo del
que disfrutamos quienes esa noche mágica estuvimos allí.
Paco Manzano
Como anécdota, aquella
misma noche se produjo la
muerte de Celso Emilio Ferreiro, siendo yo mismo quien a la mañana siguiente le
dio la noticia a Carlos Álvarez en el andén de la vieja estación de Puertollano
donde esperábamos la salida del tren en el que Carlos volvería a Madrid. Este
hecho quedó registrado en un poema del propio Carlos Álvarez, publicado en
Mundo Obrero el viernes 7 de
septiembre de 1979:
“-faciendo
yo la vía por el Calatraveño-
volvía
hacia Madrid de Puertollano
en
donde, para hablar de otro amigo
que
fuera también tuyo: Blas de Otero, entre aquellas
laderas
proletarias me encontraba
cuando
dio, Celso Emilio, su tañido
por
tu voz en silencio la campana
que
en mi interior se oía.”
Poema de Carlos Álvarez, en
Mundo Obrero.
El homenaje a Blas de Otero en
Puertollano fue un acto sencillo, que quiso ser
revulsivo, en un momento de ilusiones que abría una década, la de los
ochenta, en la que hubo algunos intentos de transformación que no fraguaron. Cuarenta
años después, lo recuerdo sin melancolía. Aunque ya sé que la vida es, como
recuerda Leonardo Padura en uno de sus mejores libros, la historia de una
derrota, quienes organizamos aquel homenaje a uno de los mejores poetas del
siglo XX, hoy casi olvidado porque ya no está bien vista esa poesía que se
llamó social, lo hicimos con la ilusión que teníamos ante el futuro que se
abría para nuestro país. Nos movía una doble motivación, que transcribo con las
mismas palabras de entonces: por una
parte, el hecho de que esta comunidad que es Puertollano es una comunidad que
se interesa y necesita de la cultura, y por otra parte, su deseo de testimoniar
su recuerdo al que ha sido y seguirá siendo el poeta de la inmensa mayoría, a
la que Puertollano pertenece.
Queríamos
que el deseo de Blas de Otero se hiciera realidad.
Que
no quiero yo ser famoso,
a
ver si tenéis cuidado
en
la manera de hablar,
yo
no quiero ser famoso
que
quiero ser popular”
Luego
vendría lo que vino y asistimos con escepticismo a la confusión de lo famoso
con lo popular y a la apropiación de la fiesta por los de siempre, quedándose
fuera los que no supieron o no quisieron participar en ese baile de máscaras en
el que acaba convirtiéndose todo sueño de juventud.
Ciudad
Real, 24 de mayo de 2019
Gracias a quienes me habéis mandado vuestros comentarios.
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