contador de visitas

viernes, 24 de mayo de 2019

HISTORIA DE UN HOMENAJE A BLAS DE OTERO EN PUERTOLLANO


COSAS DE PUERTOLLANO

HISTORIA DE UN HOMENAJE A BLAS DE OTERO EN PUERTOLLANO


                Aquel año de 1979 fue un año especial. Las primeras elecciones municipales democráticas tuvieron lugar en abril. En junio se celebró el XXVIII Congreso del PSOE, aquel congreso en el que Felipe González dijo que había que ser socialistas antes que marxistas, para llegar a ese momento en el que ya se dice que hay que ser otras “cosas” antes que socialistas. Esa misma semana fallecía en Madrid Blas de Otero. Apenas tres años antes, lo había visto en el homenaje a Federico García Lorca que tuvo lugar en Fuente Vaqueros (Granada) el 5 de junio de 1976. Blas de Otero había sido uno de los referentes para mi generación. Al morir se pensó hacerle un homenaje en el Centro Cultural de la Villa de Madrid, pero fue tal la cantidad de personas que asistimos que se desbordaron las previsiones y los organizadores tuvieron que posponer el acto. Una semana después se celebró por fin el homenaje en la Plaza de Toros de las Ventas. Fue tal la impresión que me causó aquel acto que de regreso a Puertollano comenté a unos amigos la idea de organizar un homenaje en nuestra ciudad al poeta de la inmensa mayoría. Entre aquellos amigos se encontraba Pepe Juárez, uno de los tres magníficos profesionales que atendían la barra en el Bar Benedicto a finales de los años setenta y cuyos nombres apunto como merecido recuerdo: Pepe, Basilio y el señor Pintor (el más veterano de los tres). Pepe Juárez recibió la idea con entusiasmo y fue quien se encargó de ponerme en contacto con un grupo de personas entre las que recuerdo los nombres de Pablo Céspedes y Enrique López Buil. Pronto se unieron Paco Manzano, Alfonso Castro, Luis Fernando Ramírez y otros a los que me gustaría citar si el paso del tiempo no me hubiera hurtado el recuerdo de sus nombres.  

             Nos pusimos manos a la obra, consiguiendo que la entonces concejala de Juventud nos apoyara desde el primer momento. El grupo fue creciendo y en unos días estaba en marcha la organización del homenaje. Me encargaron un escrito para la prensa provincial, que entonces se reducía al Diario Lanza, y el martes 28 de agosto se publicó una nota de prensa informando de la intención del homenaje, de su contenido y de sus promotores. Como muchos de los que promovíamos el acto éramos entonces estudiantes o titulados sin trabajo, escribí que el acto estaba promovido “por un grupo de trabajadores y de “intelectuales” (atención a las comillas)”. No faltó, como siempre ocurre, quien quiso sacarle punta a las comillas. ¿Qué hubieran dicho si hubiera aparecido lo que alguien escribió algunos años después, calificando a los que ofrecimos aquel homenaje como “esa gauche divine puertollanera del mundo de la Cultura…”



            A los participantes locales quisimos unir algunos nombres de ámbito nacional. Pepe Juárez se prestó a ponerse en contacto con Carlos Álvarez Cruz, poeta de prestigio internacional, al que había conocido durante su permanencia en Carabanchel. Carlos Álvarez, respondió generosamente a la solicitud de Pepe Juárez y nos confirmó su participación. También se pensó en la del cantautor Adolfo Celdrán y su grupo de músicos. Para ello contamos con el apoyo de Herminia Vicente, la joven edil, responsable de la Concejalía de Juventud de la Corporación Municipal formada tras las primeras elecciones democráticas, sin cuya colaboración no hubiera sido posible llevar adelante la realización del acto, tal como tuvo lugar la noche del jueves, 30 de agosto de 1979, con la asistencia de las personas que llenaron hasta la bandera el Gimnasio Municipal.

            El homenaje consistió en la recitación de textos por parte de algunos poetas locales, entre los que se encontraba Enrique López Buil, y la escenificación de algunos textos de Blas de Otero. Este apartado teatral del homenaje “llevó el sello inconfundible y transgresor de Pablo Céspedes” tal como recuerda Alfonso Castro, otro de los participantes.


Alfonso -Castro (en el centro), con Pepe Raja y Víctor Gutiérrez

            Fue relevante la actuación del guitarrista Paco Manzano, que para entonces había ya obtenido el Premio Festival de Jerez (1975) y años más tarde consiguió el 1º Premio “Bordón Minero” Festival Internacional Cante de las Minas de la Unión. Todo un lujo del que disfrutamos quienes esa noche mágica estuvimos allí.


Paco Manzano

            Como anécdota, aquella misma noche se produjo la muerte de Celso Emilio Ferreiro, siendo yo mismo quien a la mañana siguiente le dio la noticia a Carlos Álvarez en el andén de la vieja estación de Puertollano donde esperábamos la salida del tren en el que Carlos volvería a Madrid. Este hecho quedó registrado en un poema del propio Carlos Álvarez,  publicado en  Mundo Obrero el viernes 7 de septiembre de 1979:

“-faciendo yo la vía por el  Calatraveño-
volvía hacia Madrid de Puertollano
en donde, para hablar de otro amigo
que fuera también tuyo: Blas de Otero, entre aquellas
laderas proletarias me encontraba
cuando dio, Celso Emilio, su tañido
por tu voz en silencio la campana
que en mi interior se oía.”




Poema de Carlos Álvarez, en Mundo Obrero.
           
            El homenaje a Blas de Otero en Puertollano fue un acto sencillo, que quiso ser  revulsivo, en un momento de ilusiones que abría una década, la de los ochenta, en la que hubo algunos intentos de transformación que no fraguaron. Cuarenta años después, lo recuerdo sin melancolía. Aunque ya sé que la vida es, como recuerda Leonardo  Padura en uno de sus mejores libros, la historia de una derrota, quienes organizamos aquel homenaje a uno de los mejores poetas del siglo XX, hoy casi olvidado porque ya no está bien vista esa poesía que se llamó social, lo hicimos con la ilusión que teníamos ante el futuro que se abría para nuestro país. Nos movía una doble motivación, que transcribo con las mismas palabras de entonces: por una parte, el hecho de que esta comunidad que es Puertollano es una comunidad que se interesa y necesita de la cultura, y por otra parte, su deseo de testimoniar su recuerdo al que ha sido y seguirá siendo el poeta de la inmensa mayoría, a la que Puertollano pertenece.

Queríamos que el deseo de Blas de Otero se hiciera realidad.

Que no quiero yo ser famoso,
a ver si tenéis cuidado
en la manera de hablar,
yo no quiero ser famoso
que quiero ser popular”

            Luego vendría lo que vino y asistimos con escepticismo a la confusión de lo famoso con lo popular y a la apropiación de la fiesta por los de siempre, quedándose fuera los que no supieron o no quisieron participar en ese baile de máscaras en el que acaba convirtiéndose todo sueño de juventud.

Ciudad Real, 24 de mayo de 2019

1 comentario:

Muchas Gracias por su comentario.