contador de visitas

lunes, 7 de febrero de 2011

Divagaciones aprovechando una denominación como pretexto


He observado que cada día se emplea más la palabra clase en el sentido de “orden o número de personas del mismo grado, calidad y oficio” para denominar a todas las personas que se dedican a la política, aunque no sé si todas ellas tienen el mismo grado, calidad u oficio. Lo cierto es que la denominación de “clase política” se utiliza cada vez con más frecuencia en los medios de comunicación, ya sean hablados o escritos, e incluso algunos políticos han encontrado en ella una etiqueta cómoda para identificarse como grupo.
Como quiera que no todos los políticos pertenecen a la misma clase social, entendida como “conjunto de personas que pertenecen al mismo nivel social y que presentan cierta afinidad de costumbres, medios económicos e intereses, etc” no deja de resultarme paradójico que se emplee lo de “clase política” sin más, como si se tratase de la “clase médica” o de cualquier otro grupo profesional.
Dicho sintagma nominal  no es frecuente en el ámbito de otras profesiones, pues si dijéramos “clase universitaria” o “clase docente” alguien lo relacionará con los estudiantes que asisten a sus respectivas aulas o con un grupo de niños que reciben un mismo grado de enseñanza.
¿Se imaginan llamando “clase mecánica” a los que desempeñan el oficio de mecánico? Puesto que la imaginación es libre, alguien podría hacerlo; ahora bien, tengo la impresión de que sólo en aquellos grupos profesionales que se caracterizan por una fuerte endogamia han conseguido imponer la etiqueta formada por el sustantivo clase más el adjetivo correspondiente: la clase médica, la clase política.
Aunque la denominación sea lingüísticamente correcta no deja de estar cargada de cierto sentido elitista y lleva a creer a quienes se les aplica que tienen más grado y calidad que aquellos que con su voto les permiten dedicarse a la política.
Por ello, deben recordar que alejarse de aquellos que los votaron en su día para llevar a cabo los programas con los que pedían el voto hace que sean vistos como seres diferentes, alejados de los intereses, de las necesidades y de los sueños de quienes los pusieron donde están para hacer una política a favor de ellos y no contra ellos.

Román Serrano

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Muchas Gracias por su comentario.