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martes, 20 de diciembre de 2011

Teatro de deshonra

Estoy escuchando “El ojo crítico”, de RNE. Son casi las ocho de la tarde y el programa está en sus últimos minutos, cuando surge  la voz inconfundible de Joan Manuel Serrat; es uno de los premiados y agradece el premio. Me sorprenden sus palabras: dedica el premio a lo público. A la enseñanza pública, a la sanidad pública, a los medios de comunicación públicos. Joan Manuel Serrat ha crecido con los años, es la voz de todos. Que cante en catalán o en español (no escribo castellano porque es esta una denominación territorial, regional, pequeña para denominar una lengua que va más allá de las fronteras) es algo secundario; lo importante es que su canción es una canción de todos.
La defensa de lo público es urgente. No recuerdo nunca un ataque más virulento contra lo público que el que hoy se está llevando a cabo por los agentes del neoliberalismo. La voracidad de quienes quieren privatizarlo todo, apropiarse de los bienes cuya propiedad es de todos, independiente de su ideología, de su renta, de su posición social. ¿Qué pretenden? Está claro: apropiarse de la enseñanza, de la sanidad, de los medios de comunicación. ¿Estamos regresando a los tiempos feudales? No, porque no hay regreso; pero sí estamos entrando en un proceso en el que unos pocos serán los propietarios de todo ¿El resto? Se convertirá en mercancía, en objetos para usar en función de las necesidades de esos pocos (los mismos que se esconden tras lo que perezosamente se llama los mercados).
Tal como escribía el autor del Don de la ebriedad (Claudio Rodríguez) en su poema, La contrata de mozos, hoy podemos preguntar:
¿Qué estáis haciendo aquí?
¿Qué hacemos todos
en medio de la plaza y a estas horas?
Con tanto sol, ¿quién va a salir de casa
sólo por ver qué tal está la compra,
por ver si tiene buena cara el fruto
de nuestra vida, si no son las sobras
de nuestros años lo que le vendemos?
En estos versos hay que buscar el sentido más allá de las palabras formales, interpretar la parábola en la que se simboliza un suceso del que se deduce una verdad importante o una enseñanza moral.
           Pero, ¿quién se atreve a hablar de enseñanzas morales en un mundo en que lo que predomina es el dinero? Solo un poeta o un loco (de la saga de don Quijote), que viene a ser lo mismo. Hoy se antepone el recorte del presupuesto al derecho a la educación, a la salud, a la dignidad de las personas dependientes y, tal como suscita la parábola que existe en La contrata de mozos,  las personas sin medios financieros serán tratadas como mercancía en esta plaza donde todo se subordina a la economía y en la que nuestra vida parece ir a parar en una contrata, lonja servil, teatro de deshonra.




1 comentario:

  1. Gracias Román, viniendo de tí es un piropo. A mi también me gustan tus textos!!!!!

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Muchas Gracias por su comentario.